¿Qué entendemos por Tierra “Santa”?
Tierra Santa da cuenta de profundas identidades históricas de corte religioso. Es, a la vez, un imaginario territorial que se resignificó hace poco más de un siglo con la emergencia de lo judío y lo palestino como identidades nacionales que emergen con la modernidad. Ambas reconocen su expresión territorial en ese espacio, con lo que, en primera instancia, se asumen en una dinámica de suma-cero.
En Tierra “Santa”, lo santo encomillado, pertenece al reino de lo sagrado y también a lo mundano. Es una manifestación que invita a crear las posibilidades para cartografiar la diversidad de narrativas que desde ahí/hacia allá emergen para la potencial constitución de un fractal (ba)bélico. Así, habilitamos la posibilidad de contrastar, replicar, conectar, reflejar multiplicidad de narrativas. Y en ese sentido, referirnos al espacio que nos convoca como Tierra “Santa”, permite rescatar un significante sumamente amplio que dé cabida a la discusión y a la escucha, y que a la vez amplíe sus horizontes de abordaje. Suponemos que las verdades absolutas se podrán relativizar en (Ba)bélica para catalizar un piso terrenal que apuesta por una escucha activa y crítica.